De la URJC y a mucha honra

Rogelio Alonso Pascual y Paco Rabadán

Hoy se ha convocado una huelga por varias asociaciones de alumnos de la Universidad Rey Juan Carlos  bajo el lema «fuera la mafia de la URJC«. He echado un vistazo a la prensa y para mi sorpresa me he encontrado la foto que aparece más arriba en elpais.es.

Soy yo junto a don Rogelio Alonso Pascual, quien dio la clase inaugural de este curso académico en el campus de Móstoles. El tema de la clase : «posverdad«. Siento no recordar el título completo, pero a grueso trazo: ¿ Por qué lo llaman posverdad cuando quieren decir mentira ? . No podía venir más al caso.

He intentado encontrar el vídeo de la clase, pero no he sido capaz de localizarlo. Lo recomendaría encarecidamente.

En la imagen anterior podemos ver el panfleto en el que se explican lar razones de la huelga. Lo primero que me llama la atención es que en la foto aparecen personajes que tienen todo que ver con la política y poco con la URJC. Las dos imágenes reflejan bien la pos verdad con la que nos quitan la libertad a los alumnos y profesores en las trincheras de la Universidad.

El ser profesor no me enfrenta a mis alumnos, me hermana con ellos, porque todos somos universitarios y esa condición es primordial. Cualquier intento por enfrentarnos es de naturaleza perversa y debe ser erradicado.

La Universidad Rey Juan Carlos es un día a día en el que nos enfrentamos todos a un futuro absolutamente incierto, con una elevada probabilidad de pasar a formar filas en la cola del paro, en un ambiente democrático nacional que zozobra hacia el totalitarismo, sea del signo que sea, y que huye de la división de poderes. Las estrategias de los grupos de poder echan a codazos los ideales altruistas y la moralidad más elemental.

Ser universitario siempre ha sido un reto. Formar parte de la Universidad es una actitud ante la vida y la sociedad: buscar la verdad bajo el rigor de la lógica y el método científico, huyendo de prejuicios y presuponiendo nuestra ignorancia que pretendemos superar. El «sólo sé que no sé nada» es el cimiento sobre el que construimos nuestro conocimiento.

Pero ser universitario en la URJC, hoy es mucho más. El futuro está siendo hipotecado por una ingeniería social bastante burda que busca enfrentarnos y obviar descaradamente todo aquello que nos une.  La URJC comienza todos los días en un autobús o una vía de tren de camino al campus. Todos sabemos lo que pretendemos: forjar el futuro, educarnos y prepararnos para absolutamente todo. No aspiramos solo a gánanos el pan sino a la supervivencia de un alma académica libre donde lo más importante es lo que ocurre en el aula y en nuestras horas de estudio. Luchamos por nuestro futuro profesional, pero ya sabemos y contamos, desde que nos embarcamos en la URJC, que este futuro depende de nuestra propia reputación (véase este sitio web) y no de la de terceros.

Los que quieren beneficiarse del nombre de una institución universitaria suelen buscar otras universidades. Nosotros buscamos forjar los cimientos necesarios para luchar con nuestros propios medios: hermandad, solidaridad, conocimiento, curiosidad infinita y esperanza ciega en nuestra capacidad para transformar el mundo.

Yo atestiguo que los alumnos que asisten a clase son extraordinarios, y no me refiero  unicamente al plano académico, sino a algo más importante y efectivo como herramienta para construir la sociedad de futuro. Son extraordinarios en respeto y en prudencia, serios y responsables respecto a las responsabilidades de las que lejos de huir aumentan en pro de ser protagonistas de su propio destino, que es el de todos. El alumno de la URJC se enfrenta habitualmente a condiciones económicas muy difíciles que hacen que el gasto en su formación sea un sacrificio, y por tanto, se lo toman muy en serio: horas de estudio, seriedad en las aulas,…

Generalizar el comportamiento de unos pocos impresentables a un colectivo aproximado de 50.000 alumnos no solo es una irresponsabilidad, es además una maniobra política despreciable que se cobra en autoestima de todos y cada uno de nosotros la sangre que necesitamos para ir cada a día a clase, y en definitiva, construir el futuro.

Me gustaría poner una foto de la auténtica Universidad Rey Juan Carlos, lanzada en el Campus de Aranjuez justo antes del escándalo de los masters.

Esta es la verdad y no una foto borrosa, ni un montaje de miembros de un partido político en frente de la foto de un campus que no han pisado. Esta es la verdad y no las pos verdad.

Juntos, unidos, ante el futuro a pesar de todo, y de cualquiera que nos quiera robar la paz necesaria para afrontar la tormenta con calma.

A mucha honra, soy de la URJC, y agradecería fotos afinando el objetivo de la cámara. Exijo que cuando hablen de la URJC hablen de nosotros, no de los que no pisan estos campus.

 

 

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